Por lo cual esto está contenido en la Escritura: He aquí que yo pongo en Sión la piedra principal del ángulo, escogida, preciosa; y aquel que creyere en ella no quedará avergonzado.
sin embargo permaneció su arco en fortaleza, y fueron robustecidos los brazos de sus manos por las manos del poderoso Dios de Jacob, por el nombre del Pastor y la Piedra de Israel,
¡Sean avergonzados y abochornados a una los que buscan mi alma para destruirla! ¡sean vueltos atrás y queden llenos de confusión los que mi mal desean!
Entonces hablaste en visión a tu piadoso siervo, y dijiste: He encargado el socorro a Uno que es poderoso. he ensalzado a Uno escogido de entre el pueblo.
por tanto, así dice Jehová el Señor: He aquí que yo pongo en Sión por cimiento una piedra, piedra probada, piedra angular preciosa de firmísimo asiento; y el que creyere no se apresurará.
¡HE aquí a mi Siervo, a quien yo sustento, mi Escogido, en quien se complace mi alma; he puesto mi Espíritu sobre él, y traerá justicia a las naciones!
¡No temas, porque no serás avergonzada! ¡ni te ruborices, porque no serás abochornada! porque te olvidarás de la afrenta de tu juventud, y del oprobio de tu viudez no te acordarás más.
Pero te voy a mostrar lo que está escrito en la Escritura de la verdad; y no hay ninguno que se esfuerce conmigo, contra aquellos, sino Miguel, vuestro príncipe.
Mas él mirándolos fijamente, dijo: ¿Pues qué es esto que está escrito: La piedra que desecharon los edificadores, ella misma ha venido a ser cabeza del ángulo?
Y el pueblo estaba de pie mirando: y los magistrados también, juntamente con ellos, se mofaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo de Dios, su escogido.
Varones hermanos: era necesario que se cumpliese la Escritura, que el Espíritu Santo habló de antemano, por boca de David, acerca de Judas, que fué guía de los que prendieron a Jesús.
como también dice lo mismo en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; en las cuales epístolas hay algunas cosas difíciles de entender, que los ignorantes e inconstantes tuercen, así como hacen con las demás Escrituras, para su propia destrucción.