En aquel día el género humano arrojará sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que se han hecho para adorarlos- los arrojarán a los topos y a los murciélagos;
Entonces profanaréis las láminas que cubren tus esculturas de plata, y la chapa dorada de tus imágenes fundidas; las desecharás, como cosa asquerosa; ¡Afuera! les dirás.
ENTRETANTO, habiéndose juntado a millares y millares las gentes, de manera que unos a otros se atropellaban, comenzó Jesús a decir a sus discípulos primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía;
O ¿cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, deja; echaré fuera la paja de tu ojo; cuando tú mismo no ves la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita! echa fuera primero de tu ojo la viga, y entonces verás claramente para echar fuera la paja que está en el ojo de tu hermano.
Así pues guardemos la fiesta nuestra; no con la vieja levadura, ni con levadura de malicia y de maldad, sino con panes ázimos de sinceridad y de verdad.
Pues témome, no suceda en manera alguna, que al llegar yo, os halle cuales yo no quisiera, y yo mismo sea hallado de vosotros cual no quisierais vosotros; no suceda en manera alguna, que haya contienda, celos, iras, facciones, detracciones, chismes, hinchazones, desórdenes:
POR lo cual nosotros también, teniendo en derredor nuestro una tan grande nube de testigos, descargándonos de todo peso, y del pecado que estrechamente nos cerca, corramos con paciencia la carrera que ha sido puesta delante de nosotros;
Por lo cual, poniendo aparte toda inmundicia, y todo exceso vicioso, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual es poderosa para salvar vuestras almas.
¶Hermanos, no habléis mal los unos contra los otros. El que habla contra su hermano, o juzga a su hermano, habla contra la ley, y juzga a la ley. Pero si tú juzgas a la ley, no eres ya guardador de la ley, sino juez.