¶Entonces dijo Hamán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y disperso por entre todos los pueblos, en todas las provincias de tu reino, cuyas leyes son diversas de las de todo otro pueblo, y ellos no cumplen las leyes del rey; de modo que al rey no le conviene sufrirlos.
y a vosotros os esparciré entre las naciones, y sacaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra será una desolación, y vuestras ciudades serán una soledad.
Y los nombres de los doce apóstoles son éstos: El primero, Simón, el cual es llamado Pedro, y Andrés su hermano, Santiago hijo de Zebedeo y Juan su hermano,
Y andando por la ribera del mar de Galilea, vió a dos hermanos, Simón, aquel que es llamado Pedro, y Andrés su hermano, echando la red en el mar; porque eran pescadores.
Entonces los judíos decían entre sí: ¿A dónde irá este hombre, para que no le podamos hallar? ¿Irá por ventura a los dispersados entre los gentiles, y enseñará a los gentiles?
Y hallando a cierto judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién llegado de Italia, con Priscila, su mujer, (por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma,) allegóse a ellos.
Y esto sucedió por espacio de dos años, de modo que todos los que habitaban en la provincia de Asia oyeron la palabra del Señor, así judíos como griegos.
Levantáronse entonces unos hombres de la sinagoga llamada de los Libertos, y de los Cireneos, y los Alejandrinos, y los de Cilicia y la provincia de Asia, disputando con Esteban.
Pues no queremos que estéis en ignorancia, hermanos, respecto de nuestra aflicción, que nos sucedió en la provincia de Asia, en grado tal, que estábamos excesivamente abrumados, sobre nuestras fuerzas, de manera que desesperábamos aun de la vida.
acordaos, digo, que en aquel tiempo estabais sin Cristo, estando extrañados de la ciudadanía de Israel, y siendo extranjeros con respecto a los pactos de la promesa; no teniendo esperanza, y sin Dios en el mundo.
y te esparcirá Jehová entre todos los pueblos, de un cabo de la tierra hasta el otro cabo de la tierra; y servirás allí a otros dioses que no has conocido, ni tú ni tus padres, dioses de palo y de piedra.
¶Conforme a la fe murieron todos éstos, no habiendo recibido aún las promesas; pero las vieron y las saludaron desde lejos, y confesaron que eran extranjeros y transeuntes sobre la tierra.
SIMÓN Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que juntamente con nosotros han recibido igualmente preciosa fe, en virtud de la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo:
que decía: Lo que tú ves, escríbelo en un libro, y envíalo a las siete iglesias: a Efeso, y a Esmirna, y a Pérgamo y a Tiatira, y a Sardis, y a Filadelfia y a Laodicea.