Entonces el otro le dijo: Yo también soy profeta así como tú; y un ángel me habló por revelación de Jehová, diciendo: Hazle volver contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua: empero le mintió.
Jehová pues me respondió: Los profetas profetizan mentiras en mi nombre: no los he enviado, y nada les he mandado decir, ni siquiera les he hablado; visión mentirosa, y adivinación, y una nada, y el engaño de su mismo corazón, es lo que ellos profetizan.
Así dice Jehová de los Ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan: ellos os enseñan vanidad, una visión sacada de su mismo corazón es lo que hablan; no procede de boca de Jehová.
Y él dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: ¡Yo soy el Cristo! y el tiempo se acerca. No vayáis en pos de ellos.
Éstos eran más nobles que los de Tesalónica; pues que recibieron la palabra con la mayor prontitud, examinando las Escrituras diariamente para ver si estas cosas eran realmente así.
a otro, facultades de obrar milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; a otro, interpretación de lenguas.
que no os dejéis mover con ligereza del aplomo de vuestra mente, ni seáis perturbados, ni por medio de supuesto espíritu de profecía, ni por medio de mensaje, ni por medio de epístola, que se supone remitida por nosotros, como si estuviese inmediato el día del Señor.
EMPERO el Espíritu dice expresamente, que en tiempos venideros algunos se apartarán de la fe, prestando atención a espíritus seductores, y a enseñanzas de demonios,
EMPERO había además falsos profetas en medio del pueblo, así como también habrá falsos maestros en medio de vosotros, los cuales introducirán herejías destructoras, renegando aun del Soberano que los rescató, y trayendo sobre sí mismos apresurada destrucción.
¶Hijitos, es ya la hora postrera; y según habéis oído decir que viene el anticristo, aun ahora se han levantado muchos anticristos; de donde sabemos que es la hora postrera.
¶Amados míos, ningún mandamiento nuevo os escribo, sino el mandamiento antiguo que habéis oído desde el principio: aquel mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído.
Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo, y tu paciencia; y que no puedes sufrir a los malos, y que has probado a los que a sí mismos se llaman apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;