pero si andamos en la luz, como él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
Jesús entonces les dijo: Aun un poco de tiempo la luz está entre vosotros: andad mientras tenéis la luz, para que no os sobrevengan las tinieblas: pues el que anda en tinieblas, no sabe a donde va.
Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y revolvía el agua: el primero, pues, que entraba, después de movida el agua, quedaba sano de cualquiera enfermedad que tuviese].
Y esto erais algunos de vosotros: mas habéis sido lavados, mas habéis sido santificados, mas habéis sido justificados, en el nombre del Señor Jesucristo, y por el Espíritu de nuestro Dios.
el cual solo tiene inmortalidad, habitando en una luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto jamás, ni le puede ver: a quien sea honra y poder eterno. Amén.
el cual se dió a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad, y purificar para sí mismo un pueblo de su propia posesión, celoso de buenas obras.
¿cuánto más la sangre de Cristo (el cual por medio del Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mácula a Dios) limpiará vuestra conciencia de las obras muertas, para servir al Dios vivo?
Toda buena dádiva y todo don perfecto de arriba es, descendiendo del Padre de las luces, de parte de quien no puede haber variación, ni sombra de mudanza.
lo que hemos visto pues y oído, eso os lo anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y verdaderamente nuestra comunión es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
¶Éste es aquel que vino por medio de agua y sangre, es a saber, Jesucristo: no con el agua solamente, sino con el agua y con la sangre; y el Espíritu es el que da testimonio, por cuanto el Espíritu es la verdad.
y de Jesucristo, que es el fiel testigo, el primogénito de entre los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. A Aquel que nos ama, y nos ha lavado de nuestros pecados en su misma sangre,
Y ellos le vencieron por medio de la sangre del Cordero, y por medio de la palabra de su testimonio, y no amaron sus vidas, exponiéndolas hasta la muerte.
Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Éstos son los que salen de la grande tribulación, y lavaron sus ropas, y las emblanquecieron en la sangre del Cordero.