(pues que la Vida fué manifestada, y nosotros la hemos visto, y damos testimonio, y os anunciamos la Vida, aquella Vida eterna, que estaba con el Padre, y fué manifestada a nosotros;)
(comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día en que fué tomado arriba de entre nosotros), uno de éstos mismos sea hecho testigo juntamente con nosotros de su resurrección.
no a todo el pueblo, sino a testigos que habían sido antes escogidos de Dios; es decir a nosotros, que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos.
Pues lo que no pudo la ley, según estaba debilitada por medio de la carne, lo hizo Dios, el cual, envió a su Hijo en semejanza de nuestra carne pecaminosa, y como ofrenda por el pecado, condenó el pecado en la carne de él:
Y sin controversia alguna, grande es el misterio de la piedad, es a saber: Aquel que fué manifestado en la carne, justificado en el espíritu, visto de ángeles, predicado entre las naciones, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.
mas ha sido ahora manifestada por medio del aparecimiento de nuestro Salvador Cristo Jesús, el cual ha abolido la muerte, y ha sacado a luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio;
A LOS ancianos, pues, que están entre vosotros, les exhorto, yo que soy anciano juntamente con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, siendo también participante de la gloria que ha de ser revelada:
LO que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y nuestras manos han palpado, concerniente al Verbo de la Vida;
quien obra el pecado, del diablo es; porque desde el principio el diablo peca. A este intento fué manifestado el Hijo de Dios, es decir, para destruir las obras del diablo.
Sabemos empero que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento, para que conozcamos a aquel que es verdadero; y nosotros estamos en el que es verdadero, es decir, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios y la vida eterna.