Mas yo os digo: Amad a vuestros enemigos; bendecid a los que os maldicen; haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os injurian y os persiguen:
Acordaos de aquella palabra que os dije: El siervo no es mayor que su señor. Si me han perseguido a mí, a vosotros también os perseguirán; si han guardado mi palabra, guardarán también la vuestra.
Porque os acordáis, hermanos, de nuestra fatiga y arduo trabajo; cómo, trabajando noche y día, para que no fuésemos una carga a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.
porque para esto mismo trabajamos y nos esforzamos; por cuanto tenemos puesta nuestra esperanza en el Dios vivo, el cual es Salvador de todos los hombres, especialmente de los creyentes.
Mas aun cuando padeciereis por causa de la justicia, bienaventurados seréis. No os amedrentéis a causa del temor que ellos inspiran, ni seáis turbados;
no volviendo mal por mal, ni ultraje por ultraje, sino al contrario, bendiciendo a vuestros enemigos; porque para esto mismo fuisteis llamados, para que heredaseis bendición.
Empero el arcángel Miguel, cuando, contendiendo con el diablo, disputaba respecto del cuerpo de Moisés, no se atrevió a traer contra él un juicio injurioso, sino que dijo: ¡El Señor te reprenda!