Y si distribuyere toda mi hacienda para dar de comer a los pobres, y si entregare mi cuerpo para ser quemado, mas no tuviere amor, de nada me aprovecha.
Cuando Jesús oyó esto, le dijo: Te falta una cosa todavía: Vende todo cuanto tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
Mas Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: He aquí, la mitad de mis bienes, Señor, la doy a los pobres; y si he defraudado a cualquiera con falsía, se lo devuelvo con los cuatro tantos.
Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y destrozándome el corazón? ¡porque estoy pronto no sólo a ser atado, sino también a morir en Jerusalem, por el nombre del Señor Jesús!
porque el ejercicio corporal para muy poco es provechoso; pero la piedad para todo aprovecha, teniendo la promesa de la vida que ahora es, y de la que ha de ser:
No seáis llevados pues de acá para allá, con enseñanzas diversas y extrañas; porque bueno es que el corazón sea fortalecido con gracia, no con viandas que nunca aprovecharon a los que se han ocultado en ellas.