Ofreció una bandeja de plata de kilo y medio de peso; un jarrón de plata de ochocientos cincuenta gramos según el peso del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la ofrenda;
Si sus posibilidades no llegan tampoco al par de tórtolas o de pichones, presentará como ofrenda por su pecado cuatro kilos y medio de flor de harina sin mezclar aceite ni poner incienso, pues es un sacrificio por el pecado.
Se llevaron también las ollas, las paletas, los cuchillos, los aspersorios, los acetres y todos los demás utensilios de bronce utilizados para el culto.
En aquel día estará escrito sobre todas las campanillas de los caballos: 'Consagrado al Señor', y las ollas en el templo del Señor serán como los aspersorios delante del altar.