(el sacerdote tomará juramento a la mujer diciendo): Que el Señor te haga objeto de maldición en medio de tu pueblo, que se malogre tu criatura y que se te hinche tu vientre.
El resto del pueblo, los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los sirvientes del templo, en una palabra, todos los que se habían separado de las gentes del país para ajustarse a la ley de Dios, sus mujeres, sus hijos y sus hijas, todos los que tenían uso de razón,
Los israelitas estaban agotados. Entonces Saúl hizo prestar al pueblo este juramento: 'Maldito el hombre que tome alimento antes de la tarde, hasta que yo me haya vengado de mis enemigos'. Y nadie comió nada.
Josué pronunció este juramento delante del Señor: 'Maldito el hombre que venga a edificar esta ciudad. Pondrá los cimientos sobre su primogénito, y sobre su hijo menor levantará las puertas'.
Y quedarán como tipo de maldición entre todos los desterrados de Judá que están en Babilonia, los cuales dirán: El Señor haga contigo como con Sedecías y con Ajab, a quienes el rey de Babilonia tostó al fuego.
Cuando haya bebido el agua, si realmente se ha deshonrado engañando a su marido, el agua de la maldición entrará en ella y le producirá amargura, su vientre se hinchará, su criatura se malogrará y vendrá a ser objeto de maldición en medio de su pueblo.