El Señor dijo a Moisés: 'No le temas, pues lo he entregado en tus manos, a él, a su pueblo y su territorio. Trátale como trataste a Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jesbón'.
Israel lo derrotó al filo de la espada, y conquistó su territorio desde el Arnón hasta el Yaboc, hasta los amonitas, pues Yahás estaba en la frontera de los amonitas.
Los simeonitas, descritos más arriba nominalmente, vinieron en tiempo de Ezequías, rey de Judá, conquistaron sus campamentos y sus casas y las destruyeron totalmente hasta el día de hoy, y se establecieron en su lugar, pues allí había pastos para sus rebaños.
Apacienta a tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu herencia, que anda solitario en el bosque en medio de un campo feraz. Que pasten como antaño en Basán y en Galaad.