salió al encuentro de Asá y le dijo: 'Óyeme, Asá, y escuchadme todos los de Judá y Benjamín. El Señor está con vosotros porque vosotros estáis con él. Cuando vosotros le buscáis, él se deja encontrar por vosotros; pero si lo abandonáis, él se aleja.
Porque si por comer de algo haces daño a tu hermano, ya no te guías por el amor. Que tu comida no sea causa de que se pierda aquel por quien Cristo ha muerto.
Sí, todas tus mujeres y tus hijos serán sacados a los caldeos, y tú no escaparás de sus manos, sino que caerás preso en manos del rey de Babilonia y esta ciudad será destruida por las llamas'.