Pero también los hijos se rebelaron contra mí; no caminaron según mis preceptos, no guardaron ni pusieron en práctica mis leyes, que dan la vida a quien las observa, y profanaron mis sábados. Entonces pensé derramar sobre ellos mi furor y desfogar mi ira contra ellos en el desierto.
¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de crímenes, ralea de malvados, hijos perversos! Han abandonado al Señor, han despreciado al Santo de Israel, le han vuelto la espalda.
¿No fue esto lo que hicieron vuestros padres y por lo que nuestro Dios hizo caer sobre nosotros y sobre esta ciudad toda esta calamidad? ¡Y vosotros aumentáis el ardor de su ira contra Israel profanando el sábado!'.
El sacerdote Esdras se levantó y dijo: 'Vosotros habéis prevaricado casándoos con mujeres extranjeras; a tantos otros delitos de Israel habéis añadido también éste.
El Señor aspiró el perfume agradable, y se dijo: 'No maldeciré más la tierra por causa del hombre, porque los impulsos del corazón del hombre tienden al mal desde su adolescencia; jamás volveré a castigar a los seres vivientes como acabo de hacerlo.
y les dijeron: 'No traigáis aquí a los prisioneros, pues nos haríamos culpables ante el Señor. Habláis de aumentar nuestros pecados y nuestras deudas, pero nuestra culpa es ya ciertamente enorme, y la ardiente ira del Señor amenaza a Israel'.