Los hijos de Rubén y los hijos de Gad tenían grandes y numerosos rebaños. Cuando vieron que la tierra de Yazer y la de Galaad eran lugares muy aptos para la ganadería,
Apacienta a tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu herencia, que anda solitario en el bosque en medio de un campo feraz. Que pasten como antaño en Basán y en Galaad.
Y añadieron: 'Hemos venido a habitar en este país porque en Canaán no hay pastos para los ganados de tus siervos y el hambre se ha agravado; permite que tus siervos habiten en la región de Gosen'.
Los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés dejaron a los israelitas en Silo, en la tierra de Canaán, para ir a la tierra de Galaad, la tierra de su heredad, donde ellos se habían establecido, según la orden que el Señor había dado por medio de Moisés.
Pues esto dice el Señor acerca de la casa real de Judá: Eras para mí como un Galaad, como una cima del Líbano. Pero yo te transformaré en desierto, en ciudad despoblada.
Los simeonitas, descritos más arriba nominalmente, vinieron en tiempo de Ezequías, rey de Judá, conquistaron sus campamentos y sus casas y las destruyeron totalmente hasta el día de hoy, y se establecieron en su lugar, pues allí había pastos para sus rebaños.
Más que por Yazer lloro por ti, oh viña de Sibmá; tus sarmientos se alargaban más allá del mar; hasta Yazer llegaban. Sobre tu cosecha y tu vendimia ha caído el devastador.