Gritaron con voz potente: '¿Hasta cuándo, tú, el maestro, el santo, el veraz, vas a esperar a hacer justicia y a vengar nuestra sangre de los habitantes de la tierra?'.
porque sus sentencias son objetivas y justas, porque ha castigado a la gran prostituta que corrompía la tierra con su prostitución; él ha vengado en ella la sangre de sus siervos.
pues la autoridad está al servicio de Dios para ayudarte a portarte bien. Pero si te portas mal, échate a temblar, porque no en vano la autoridad lleva la espada y está al servicio de Dios para castigar al delincuente.
Queridos míos, no os toméis la justicia por vuestra mano; dejad que sea Dios el que castigue, como dice la Escritura: Yo haré justicia, yo daré a cada cual su merecido.
El pueblo, al verlo, alababa a su dios, gritando: 'Nuestro dios ha puesto en nuestras manos a Sansón, nuestro enemigo, que asolaba nuestros campos y mató a tantos de los nuestros'.
Un israelita llevó a su casa a una madianita a la vista de Moisés y de toda la comunidad, mientras estaban todos llorando a la entrada de la tienda de la reunión.
El sacerdote de Madián tenía siete hijas. Vinieron éstas a sacar agua, y cuando estaban llenando los abrevaderos para dar de beber al rebaño de su padre,