Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos. A él obedecieron los israelitas, como lo había ordenado Moisés.
Y el Señor dio estas órdenes a Josué, hijo de Nun: 'Sé fuerte y ten ánimo, pues tú eres quien debe llevar a los israelitas a la tierra que les he prometido; yo estaré contigo'.
El espíritu del Señor vino sobre él, fue juez de Israel y salió a combatir contra Cusán Risatayín, rey de Edón; el Señor se lo puso en sus manos y lo derrotó.
Elegid, pues, cuidadosamente entre vosotros, hermanos, siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les encomendaremos este servicio;
Uno de los jóvenes le dijo: 'Yo conozco a un hijo de Jesé, el de Belén, que toca muy bien la cítara; es valiente y hombre de guerra, sabio en sus palabras, de buena presencia, y el Señor está con él'.
Yo bajaré, hablaré contigo y tomaré una parte del espíritu que tú tienes y se la daré a ellos para que compartan contigo el peso de este pueblo y no lo lleves tú solo.
Es el Señor, tu Dios, quien lo pasará delante de ti; es él quien destruirá estas naciones para que tú ocupes su territorio. Será Josué el que irá a tu cabeza, como te ha dicho el Señor.
'Entonces di esta orden a Josué: Con tus ojos has visto todo lo que el Señor, vuestro Dios, ha hecho con esos dos reyes. Así hará también el Señor con todos los reinos por los que vas a pasar.
El Señor dijo a Moisés: 'Se avecina el día de tu muerte. Llama a Josué, y presentaos ante la tienda de la reunión para que yo le dé mis órdenes'. Moisés y Josué se presentaron ante la tienda de la reunión.