Esto es lo que recibieron en heredad los israelitas en la tierra de Canaán, lo que les asignaron el sacerdote Eleazar, Josué, hijo de Nun, y los jefes de familia de las tribus de Israel.
Y el reino, el poder y la grandeza de los reinos que hay bajo todo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del altísimo; su reino será un reino eterno y todos los imperios le servirán y estarán sujetos a él.
Os la repartiréis como heredad entre vosotros y los extranjeros domiciliados en vuestro territorio que hayan engendrado hijos entre vosotros; consideraréis a éstos como ciudadanos israelitas, y con vosotros echarán suertes para obtener su parte en medio de las tribus de Israel.
La distribuiréis por suertes entre vuestros clanes; según éstos sean más o menos numerosos, les daréis una heredad grande o pequeña. La que caiga en suerte a cada uno, ésa será su heredad, y haréis la partición según las tribus patriarcales.