Balaán vio que el Señor se complacía en bendecir a Israel, y no fue ya como las otras veces en busca de presagios, sino que se volvió de cara al desierto.
Balaán dijo a Balac: 'Quédate aquí, junto a tu holocausto, mientras yo voy a ver si el Señor sale a mi encuentro; lo que me dé a conocer, eso te diré'. Se fue hacia un monte desnudo,
Pero tengo algo contra ti: tienes secuaces de la doctrina de Balaán, el cual enseñaba a Balac la manera de hacer caer a los israelitas, incitándoles a comer carnes sacrificadas a los ídolos y a fornicar.
Fueron ellas, precisamente, las que por consejo de Balaán sedujeron a los israelitas, apartándolos del Señor en el caso de Fegor, lo cual dio ocasión al azote que pesó sobre la comunidad de Israel.
Saúl dijo a David: 'Bendito seas, hijo mío, David. Tendrás éxito seguro en tus empresas y tu poder será grande'. David prosiguió su camino y Saúl volvió a su casa.