Balaán dijo a Balac: 'Quédate aquí, junto a tu holocausto, mientras yo voy a ver si el Señor sale a mi encuentro; lo que me dé a conocer, eso te diré'. Se fue hacia un monte desnudo,
Balaán vio que el Señor se complacía en bendecir a Israel, y no fue ya como las otras veces en busca de presagios, sino que se volvió de cara al desierto.
Abrahán alzó los ojos y vio a sus espaldas un carnero enredado por los cuernos en un matorral. Tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Luego Jetró, suegro de Moisés, ofreció holocaustos y sacrificios al Señor. Y Aarón y todos los ancianos de Israel comieron con el suegro de Moisés en presencia del Señor.