El pueblo fue a decir a Moisés: 'Hemos pecado murmurando contra el Señor y contra ti. Pide al Señor que aleje de nosotros las serpientes'. Moisés intercedió por el pueblo.
Entonces el rey dijo al hombre de Dios: '¡Por favor! Suplica al Señor, tu Dios, y ruega por mí para que pueda mover mi mano'. El hombre de Dios invocó al Señor, y el rey pudo mover la mano, quedando como antes.
El rey Sedecías mandó a Yucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, a decir al profeta Jeremías: 'Ruega por nosotros al Señor, nuestro Dios'.
Y el Señor restituyó a Job en su antigua condición por haber intercedido en favor de sus amigos; más aún, el Señor duplicó todos los bienes que Job tenía primero.
Tomad, pues, siete becerros, presentaos a mi siervo Job y ofrecedlos en holocausto por vosotros. Mi siervo Job intercederá por vosotros, y yo, por consideración a él, no os infligiré mi azote por no haber hablado rectamente de mí como mi siervo Job'.
Saúl contestó: 'He pecado; pero ahora, por favor, ríndeme honores ante los ancianos de mi pueblo y ante Israel y vuelve conmigo para que yo adore al Señor, tu Dios'.
Al día siguiente, Moisés dijo al pueblo: 'Habéis cometido un gran pecado. Sin embargo, yo voy a subir al Señor; quizá alcance perdón para vuestro pecado'.
Moisés aplacó al Señor, su Dios, diciendo: '¿Por qué, oh Señor, se ha de encender tu ira contra tu pueblo, al que sacaste de Egipto con gran fuerza y con mano poderosa?
El Faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: 'Rogad al Señor que aleje las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré ir al pueblo para que ofrezca sacrificios al Señor'.