Vosotros, permaneced durante siete días fuera del campamento, y el que entre vosotros o vuestros prisioneros haya matado a alguien o haya tocado un cadáver, purifíquese el tercero y séptimo día.
Yo le respondí: 'Señor, tú lo sabes'. Él me dijo: 'Ésos son los supervivientes de la gran persecución, y han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del cordero.
Asperjará entonces siete veces al hombre que quiere ser purificado de la lepra y, una vez que lo haya declarado puro, dejará suelta en el campo el ave viva.