Todo el oro empleado en la obra para la construcción del santuario, procedente de las ofrendas, fue de unos mil ciento cincuenta y cinco kilos, según el peso del santuario.
El primogénito de toda especie, tanto de hombres como de animales, que se ofrece al Señor, será tuyo. Pero pedirás un rescate por los primogénitos de los hombres y de los animales impuros.
No aceptarás rescate por los primogénitos de las vacas, ovejas y cabras. Éstas son cosas santas; verterás su sangre sobre el altar, quemarás las grasas como ofrenda quemada de olor agradable al Señor,