tomarás las primicias de todos los frutos del suelo que hayas hecho germinar en la tierra que el Señor, tu Dios, te da, las pondrás en una cesta e irás con ella al lugar elegido por el Señor, tu Dios, para hacer habitar en él su nombre.
El sacerdote los ofrecerá con el rito de presentación delante del Señor, junto con el pan de las primicias. Los panes y los dos corderos son cosas consagradas al Señor y pertenecen al sacerdote.
Llevaréis de vuestra casa, para ofrecerlos con el rito de presentación, dos panes de ocho kilos de flor de harina cocidos con levadura. Son las primicias para el Señor.
Éstos son los derechos de los sacerdotes sobre el pueblo, sobre los que ofrecen un sacrificio de ganado mayor o menor: se dará al sacerdote la pierna, la mandíbula y el cuajar,
Cuajada de vacas y leche de ovejas / con grasa de corderos y carneros, / toros de Basán y machos cabríos, / flor de harina de trigo en abundancia; / bebiste el vino, la sangre de las uvas.
Lo mejor de todas vuestras primicias y de toda clase de productos vuestros, todas las ofrendas que hagáis, pertenecerán a los sacerdotes. Así daréis a los sacerdotes lo mejor de vuestra parte, a fin de que la bendición repose sobre vuestras casas.
Un hombre llegó de Baal Salisá, trayendo al hombre de Dios el pan de las primicias, veinte panes de cebada y espigas nuevas en su alforja. Eliseo ordenó: 'Dalo a las gentes para que coman'.
Tan pronto como se hizo pública la orden, los israelitas entregaron con gran generosidad las primicias del trigo, del mosto, del aceite, de la miel y de todos los productos del campo, y la décima parte de todos sus productos.