Apacienta a tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu herencia, que anda solitario en el bosque en medio de un campo feraz. Que pasten como antaño en Basán y en Galaad.
Ha salido fuego de su tronco que devoró ramas y frutos. No ha quedado ni un solo ramo fuerte, ni un cetro real'. (Esto es una elegía; como elegía se cantará).
Los incensarios de estos hombres que pecaron para su propio daño serán transformados en láminas para revestir el altar, pues fueron presentados al Señor y quedaron santificados; servirán de recuerdo para los israelitas'.