El Señor bajó en la nube y habló a Moisés. Tomó una parte del espíritu que tenía Moisés y se la dio a los setenta ancianos. Cuando el espíritu se posó sobre ellos se pusieron a profetizar, pero no continuaron.
La nube del Señor se posaba de día sobre el tabernáculo, y durante la noche brillaba como fuego a la vista de toda la casa de Israel en todas las etapas del viaje.
Y el Señor dijo a Moisés: 'Yo llegaré hasta ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga cuando yo hable contigo y tenga siempre fe en ti'. Y Moisés refirió al Señor las palabras del pueblo.