El pueblo se dispersaba para recogerlo, lo molían en molinos o lo machacaban en el almirez, lo cocían en una caldera y hacían tortas, que tenían el sabor de la pasta amasada con aceite.
Éste les dijo: 'Esto es lo que ha dispuesto el Señor: mañana es día de reposo, el sábado consagrado al Señor. Todo lo que tengáis que cocer, cocedlo, y todo lo que tengáis que hervir, hervidlo hoy, y guardad para mañana lo que sobre'.