Porque si alguien se avergüenza de mí y de mi doctrina, el hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con su gloria y con la del Padre y los santos ángeles.
Porque si alguien se avergüenza de mí y de mi doctrina ante esta generación adúltera y pecadora, también el hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles'.
Pero los cobardes, los incrédulos, los depravados, los homicidas, los lujuriosos, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el estanque ardiente de fuego y de azufre: ésta es la segunda muerte'.
Ésta es la causa de todos estos sufrimientos; pero no me avergüenzo, pues sé en quién he puesto mi confianza y estoy seguro de que él puede guardar hasta el último día lo que me ha encomendado.
El vencedor será revestido de vestiduras blancas, yo no borraré jamás su nombre del libro de la vida y reconoceré su nombre delante de mi Padre y de los ángeles.
Jesús contestó: 'Tú lo has dicho. Y os declaro que desde ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del Padre y venir sobre las nubes del cielo'.
Despreciado, desecho de la humanidad, hombre de dolores, avezado al sufrimiento, como uno ante el cual se oculta el rostro, era despreciado y desestimado.
Por esto me alegro de mis flaquezas, de los insultos, de las dificultades, de las persecuciones, de todo lo que sufro por Cristo; pues cuando me siento débil, es cuando soy más fuerte.
Un río de fuego manaba y salía delante de él. Miles de millares le servían, millones y millones estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y los libros se abrieron.
Ellos dijeron: 'El centurión Cornelio, varón justo y temeroso de Dios, que goza de la reputación de todos los judíos, ha recibido aviso de un santo ángel para que te mande llamar y vayas a su casa y oír lo que tengas que decirle'.