Y otra cayó en tierra buena, nació y dio fruto, el ciento por uno'. Dicho esto, exclamó: '¡El que tenga oídos que oiga!'.
¡El que tenga oídos que oiga!'.
El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. El vencedor no será víctima de la segunda muerte.
El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.
Los que reciben la semilla en tierra buena son aquellos que oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, el treinta, el sesenta o el ciento por uno'.
Otra parte cayó en tierra buena y dio fruto lozano y crecido, una treinta, otra sesenta y otra ciento'.
Lo sembrado en tierra buena es el que oye la palabra y la entiende y da fruto, ciento, sesenta y treinta por uno'.
El oído que oye y el ojo que ve, uno y otro los ha hecho el Señor.
Y la que cayó en tierra buena son los que escuchan la palabra con corazón bueno y generoso, la conservan y por su constancia dan fruto'.
Escuchad, haced caso, no seáis arrogantes: es el Señor el que habla.
¿No llama la sabiduría, no levanta su voz la inteligencia?
Isaac sembró la tierra donde estaba, y aquel año recolectó cien veces más. ¡Tanto le bendijo el Señor!
y os comportéis de una manera digna del Señor, intentando complacerle en todo, fructificando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios,
Él nos ha hecho, él nos ha creado por medio de Cristo Jesús, para hacer obras buenas tal y como él lo dispuso de antemano.
El Señor, además, os ha enviado a todos sus siervos, los profetas, sin interrupción, y vosotros no habéis escuchado ni habéis hecho caso.
El que tenga oídos para oír que oiga'.
¡El que tenga oídos para oír que oiga!'.
Otra cayó entre zarzas; las zarzas crecieron y la ahogaron.
No sirve ni para la tierra ni para el estercolero; se la tira. ¡El que tenga oídos para oír que oiga!'.
El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.
El que tenga oídos, que oiga: