Salomón dominaba en todos los reinos, desde el río Éufrates hasta la tierra de los filisteos y hasta los confines de Egipto; todos le pagaron tributo y estuvieron sometidos a él mientras vivió.
Jesús se puso en camino con ellos. No estaban lejos de la casa, cuando el oficial mandó unos amigos a decirle: 'Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres en mi casa.