Se revistió de justicia como de una coraza, y puso en su cabeza el yelmo de la salvación; se vistió la venganza como una túnica y se envolvió en la indignación como en un manto.
Mardoqueo salió de la presencia del rey con vestiduras regias de color violeta y blanco, una gran corona de oro y manto de lino y púrpura. Toda la ciudad de Susa se regocijó grandemente.
Tres días después, Ester, revestida de reina, llegó al atrio interior de palacio, ante la cámara real. Asuero estaba sentado en el trono en la sala real, de cara a la puerta.
los manjares de su mesa, el ordenamiento jerárquico de sus cortesanos, el comportamiento y el uniforme de sus camareros, sus provisiones de bebidas y los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada,