Simón Pedro les dijo: 'Voy a pescar'. Le contestaron: 'Nosotros también vamos contigo'. Salieron y subieron a la barca. Aquella noche no pescaron nada.
Los discípulos se acercaron y lo despertaron, diciendo: '¡Maestro, maestro, que perecemos!'. Él se levantó, increpó al viento y a las olas, que cesaron, y se hizo la calma.
Cuando éstos se alejaban de Jesús, Pedro dijo: 'Maestro, ¡qué bien se está aquí! Hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías'. No sabía lo que decía.
A sus orillas vendrán numerosos pescadores; desde Engadí hasta Enegláyim será un tendedero de redes. Los peces serán muy abundantes, en sus diversas especies, como los peces del mar Mediterráneo.