Subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la separase un poco de la tierra. Se sentó en ella, y enseñaba a la gente desde la barca.
Paseando junto al lago de Galilea, vio a dos hombres: Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano, echando la red en el lago, pues eran pescadores.
Al amanecer estaba de nuevo en el templo. Todo el pueblo acudía a él; y él, sentado, les enseñaba.
Dijo entonces a sus discípulos que le reservaran una barca, pues la gente lo estrujaba.
Había curado a tantos, que todos los que tenían alguna enfermedad se echaban sobre él para tocarlo.
y vio dos barcas situadas al borde del lago. Los pescadores habían bajado a tierra y estaban lavando las redes.