Os aseguro, además, que en tiempo de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses y hubo gran hambre en toda la tierra, había muchas viudas en Israel,
Elías, el tesbita, de Tisbé, en Galaad, dijo a Ajab: '¡Vive el Señor, Dios de Israel, a cuyo servicio estoy!: en estos dos años no habrá lluvia ni rocío, mientras yo no lo diga'.
En aquel momento, lleno de gozo bajo la acción del Espíritu Santo, dijo: 'Yo te alabo, Padre, señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los hombres sabios y a los entendidos, y se las has manifestado a los sencillos. Sí, Padre, porque así has querido.
Ellos tienen poder para cerrar el cielo con el fin de que no llueva durante los días de su predicación; tienen asimismo poder sobre las aguas para cambiarlas en sangre, y poder para herir a la tierra con toda clase de plagas todas las veces que quieran.