Juan declaró públicamente: 'Yo os bautizo con agua, pero ya viene el que es más fuerte que yo, y a quien no soy digno de desatar la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y con fuego.
Yo os bautizo en agua para que os arrepintáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y yo no soy digno de descalzarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Sobre el que veas descender y posarse el Espíritu, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo.
Porque todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, fuimos bautizados en un solo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido del mismo Espíritu.
Y haré pasar por el fuego a esta tercera parte: la purificaré como se purifica la plata, y la probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo le escucharé; yo diré: 'Éste es mi pueblo', y él dirá: 'El Señor es mi Dios'.
Cuando el Señor haya lavado la mancha de las hijas de Sión y haya limpiado a Jerusalén de la sangre en ella derramada, cuando dicte la sentencia y ejecute la pena,
Exaltado, pues, por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo, objeto de la promesa, lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo.