El primer día de la semana, al rayar el alba, volvieron al sepulcro llevando los aromas preparados.
Eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago y las demás que estaban con ellas las que decían estas cosas a los apóstoles.
Había también unas mujeres mirando desde lejos. Entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé,
Y se encontraron con que la piedra había sido rodada del sepulcro.
Por cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han dejado asombrados: fueron muy temprano al sepulcro,