Herodes se alegró mucho de ver a Jesús, porque hacía bastante tiempo que quería verlo, pues había oído hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro.
Él les dijo: 'Seguramente me diréis aquel refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún, hazlo también aquí, en tu patria'.
Naamán se enfadó y se fue diciendo: 'Yo pensaba que saldría a recibirme, que invocaría el nombre del Señor, su Dios, que me tocaría con su mano y así sanaría de mi lepra.