Después de cenar, hizo lo mismo con el cáliz, diciendo: 'Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que la bebáis, hacedlo en memoria mía'.
Moisés tomó la sangre y la derramó sobre el pueblo diciendo: 'Ésta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con vosotros mediante todas estas palabras'.
Por eso es el mediador de una nueva alianza, a fin de que, consiguiendo con su muerte el perdón de los delitos cometidos en el tiempo de la primera alianza, aquellos que son llamados reciban la herencia eterna prometida.