Se presentó en aquel mismo momento, y daba gloria a Dios hablando del niño a todos los que esperaban la liberación de Israel.
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que esperaba la liberación de Israel: El Espíritu Santo estaba en él,
Gracias sean dadas a Dios por este don indecible que nos ha hecho.
Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, pero a todo esto ya es el tercer día desde que sucedieron estas cosas.
'Bendito sea el Señor, / Dios de Israel, / porque ha intervenido para liberar a su pueblo; /
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales y celestiales.
de Arimatea, ciudad de Judea, el cual no estaba de acuerdo con las actuaciones del tribunal y que esperaba el reino de Dios,
José de Arimatea, insigne miembro del tribunal supremo, que esperaba también el reino de Dios, se atrevió a ir a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús.
Estaba también la profetisa Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada. Se había casado muy joven, y a los siete años de matrimonio había enviudado.