Ellos le dijeron: Señor, ya tiene diez monedas.
Entonces lo llamó y le dijo: ¿Qué es lo que oigo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque quedas despedido.
Y aun esto es todavía poco para ti, Señor, y extiendes también tu promesa a la casa de tu siervo para un futuro lejano, para la duración misma de la humanidad.
Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la moneda y dádsela al que tiene diez monedas.
Yo os digo que al que tiene se le dará, y al que no tiene aun lo que tiene se le quitará.