Él regresó investido de la realeza, y mandó llamar a los criados a los que había dado el dinero para saber cuánto había ganado cada uno.
Pero el que no lo sabe, si hace algo que merece castigo, será castigado con menos severidad. Al que mucho se le da, mucho se le reclamará; y al que mucho se le confía, más se le pedirá.
Después de mucho tiempo, volvió el amo de aquellos criados y les tomó cuenta.
Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron tras él una embajada diciendo: No lo queremos por rey.
El primero se presentó y dijo: Señor, tu dinero ha producido diez veces más.