le voy a hacer justicia para que esta viuda me deje en paz y no me moleste más'.
Yo os aseguro que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos para que deje de molestarle se levantará y le dará todo lo que necesite.
Los que iban delante lo reprendieron para que callase, pero él gritaba con más fuerza: '¡Hijo de David, ten compasión de mí!'.
Y tanto le insistía día tras día con la misma pregunta que Sansón, ya desesperado,
Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le dijeron: 'Despídela, porque viene gritando detrás de nosotros'.
Una viuda, también de aquella ciudad, iba a decirle: Hazme justicia contra mi enemigo.
sino que me impongo una disciplina y domino mi cuerpo, no sea que después de predicar a los demás, yo quede descalificado.
Sin embargo, volvieron a hacerme la misma invitación por cuatro veces; y yo les di siempre la misma respuesta.