para que la pureza de vuestra fe mucho más preciosa que el oro que aunque acrisolado por el fuego se corrompe aparezca digna de alabanza de gloria y de honor cuando tenga lugar la manifestación de Jesucristo,
Estando él sentado en el monte de los Olivos, fueron los discípulos y le preguntaron a solas: 'Dinos, ¿cuándo sucederá eso y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?'.
al contrario, alegraos de participar en los sufrimientos de Cristo, para que, asimismo, os podáis alegrar gozosos el día en que se manifieste su gloria.
Jesús contestó: 'Tú lo has dicho. Y os declaro que desde ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del Padre y venir sobre las nubes del cielo'.
Ahora, hijos míos, permaneced unidos a Cristo, para que, cuando él venga, podamos sentirnos seguros y no nos avergoncemos de encontrarnos lejos de él en su venida.
Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal y como es.