Guardaos de despreciar a uno de estos pequeñuelos, porque yo os digo que sus ángeles en los cielos están continuamente en la presencia de mi Padre celestial.
Pero yo no he hecho uso de ninguno de estos derechos. Y no escribo esto para reivindicar estos derechos. Prefiero morir antes que verme privado de este glorioso título.
Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: 'Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?'. Pedro le contestó: 'Sí, Señor, tú sabes que te amo'. Jesús le dijo: '¡Apacienta mis corderos!'.
Espada, despiértate contra mi pastor y contra el hombre de mi compañía, palabra del Señor omnipotente. Hiere al pastor y las ovejas se dispersarán, yo volveré mis manos aún contra los más débiles.
Pero, para no escandalizarlos, vete al mar, echa el anzuelo y al primer pez que suba sácalo, ábrele la boca y encontrarás en ella la moneda precisa. Tómala y dásela a ellos por mí y por ti'.