El pueblo estaba mirando. Las mismas autoridades se burlaban, diciendo: 'Ha salvado a otros; que se salve a sí mismo si es el mesías de Dios, el elegido'.
Por eso daré a otros sus mujeres, sus campos a nuevos propietarios, porque desde el más chico al más grande todos están llenos de rapiña; desde el profeta al sacerdote, todos practican el engaño.
'¡A y de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que cerráis el reino de Dios a los hombres! ¡No entráis vosotros ni dejáis entrar a los que quieren!
Vienen a ti en masa, mi pueblo se sienta delante de ti, escucha tus palabras; pero luego no las ponen en práctica, porque tienen en su boca la mentira y su corazón va tras la ganancia injusta.
Despreciado, desecho de la humanidad, hombre de dolores, avezado al sufrimiento, como uno ante el cual se oculta el rostro, era despreciado y desestimado.