Es necesario que el obispo sea irreprochable, como administrador que es de la casa de Dios; no debe ser arrogante, ni colérico, ni borracho, ni amigo de peleas ni de negocios sucios;
David convocó en Jerusalén a todos los jefes de Israel; jefes de tribu, jefes de las divisiones al servicio del rey, oficiales de millares y centurias, superintendentes de la hacienda, ganadería e hijos del rey, eunucos y héroes, todo el personal de valía.