'¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la perdida hasta que la encuentra?
Todos nosotros, como ovejas, andábamos errantes; cada cual siguiendo su propio camino. Y el Señor ha hecho recaer sobre él la perversidad de todos nosotros.
Por segunda vez le preguntó: 'Simón, hijo de Juan, ¿me amas?'. Él le respondió: 'Sí, Señor, tú sabes que te amo'. Jesús le dijo: '¡Apacienta mis ovejas!'.
Ellos, al oír todo esto, alabaron a Dios, y dijeron a Pablo: 'Ves, hermano, cuántos millares de judíos han creído, y todos siguen siendo fieles observantes de la ley.