Ésta es la sentencia que dictan los vigilantes, la orden decidida por los santos, a fin de que sepan los vivientes que el altísimo domina sobre el imperio de los hombres; a quien quiere se lo da y eleva a él al más humilde de los hombres.
Cuando hayáis entrado en la tierra y hayáis plantado árboles frutales de cualquier clase que sean, consideraréis sus frutos como si fueran incircuncisos; durante tres años los tendréis por incircuncisos y no los comeréis.