Ahora bien, sabemos que todo lo que dice la ley lo dice para los que están bajo la ley; para que toda boca enmudezca y el mundo entero se reconozca culpable ante Dios.
Su fama se extendió por toda Siria. Le traían todos los que se sentían mal, aquejados de diversas enfermedades y sufrimientos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curaba.
Algunos exorcistas judíos ambulantes intentaron también invocar el nombre de Jesús, el Señor, sobre los que estaban poseídos por espíritus malignos, diciendo: 'Os conjuro por Jesús, a quien Pablo predica'.