¡Dichoso tú, Israel! / ¿Quién como tú, pueblo vencedor? / Dios es el escudo que te protege, / la espada en marcha / que te conduce al triunfo. / Te adularán tus enemigos / para corromperte, / pero tú aplastarás su orgullo'.
Yo los recogeré de todos los países en que los he arrojado en mi cólera, mi furor y mi gran indignación. Los volveré a este lugar y haré que habiten en él con seguridad.
Al cabo de muchos días recibirás órdenes; después de muchos años marcharás contra la nación escapada a la espada, que fue congregada de numerosos pueblos en los montes de Israel, largo tiempo desiertos. Ella regresó de entre las naciones y habitan todos en seguridad.
Residirán allí con seguridad, construirán y plantarán viñas. Vivirán seguros, cuando yo haya ejecutado mis sentencias contra todas las gentes de los alrededores que los desprecian. Y sabrán que yo, el Señor, soy su Dios'.