Tan pronto como tu saludo sonó en mis oídos, el niño saltó de alegría en mi seno.
Cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno e Isabel quedó llena del Espíritu Santo.
¿Y cómo es que la madre de mi Señor viene a mí?
¡Dichosa tú que has creído que se cumplirán las cosas que te ha dicho el Señor!'.
Alegraos aquel día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Así trataban también sus padres a los profetas'.